jueves, 28 de mayo de 2015

“Epígrafe” David Hockney

“Epígrafe”
David Hockney

POR: JUAN CARLOS DOMÍNGUEZ

David Hockney (1937), es un pintor inglés del Arte Pop. Su obra no se reduce sólo a la pintura, que ya es interesante; también es un fotógrafo, escenógrafo e impresor muy fuera de lo común, como acostumbran ser los grandes artistas.
Su trabajo se compone de un sinfín de innovaciones en la pintura, la fotografía y en sus escenografías, entre las que se dedicó a crear espacios para óperas de Richar Wagner, Stravinsky, Richard Strauss, Giacomo Piccini, entre otros grandes. Hockney es un maestro en perspectiva. En cualquiera de sus paisajes, el espectador puede observar más allá, incluso, de lo que muestra la pintura. Explorar su obra es mantenerse al margen en un precipicio o admirar el inicio de un largo camino. Pero ahora nos interesa hablar de una serie de trabajo en específico.
Entre todas las etapas de la obra de Hockney hay una bastante peculiar: sus piscinas. Por allá de los años 70’s se dedicó, sólo, a pintar albercas. Cada uno de estos cuadros guarda un sentido de equilibrio que se repite en toda la obra de Hockney. Los detalles utilizados tienen un estricto carácter de geometría básica y esto da la impresión de una elegante sobriedad.
He decidido hablar sobre este artista porque hay algo hipnótico en sus obras y más en específico, en la etapa de la que hablamos. La austeridad y simpleza de sus cuadros nos lleva a un plano onírico, un plano que roza en lo surrealista. Basta con ver cualquiera de sus piscinas para encontrar, en tan pocos elementos, toda una historia, un completo reflejo sobre una clase social y muchas características de una sociedad en donde él jugó un papel de pertenencia. Hockney,  en  esos  años, vivía en Los Ángeles. Se manejaba en esferas de arte bien posicionadas como un excéntrico y todo un “dandi”.
Creo que estas pinturas sobre piscinas están cargadas de un simbolismo denso y profundo. Más parecen crónicas de sueños. Una invitación a la autorreflexión, un espejo cristalino en el que muchos de sus personajes se miran eternamente. Agua de la cual nacen hombres. Agua misteriosa en la que están sumergidos secretos que sólo el pintor conoce y una tétrica frivolidad que inspira miedo y ganas de analizar.
Que cada quién se sumerja en estos cuadros. Que cada quién seque el agua después de mirar la obra de Hockney y, quizá, que cada quién encuentre algún secreto en sus pinturas.


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